Experiencia de aprendizaje 4: grandes pedagogos del Siglo XX

 De los tres pedagogos que trabajamos tomaré un aspecto que me gustaría adoptar para mi práctica docente, para luego pensar cómo concretarlo. 

1. John Dewey.

"El rol docente para este autor es el de generar entornos estimulantes para desarrollar y orientar la capacidad de actuar del alumno. Implica incorporar los intereses del alumno y aumentar el significado de la experiencia presente".

Me parece que ese rol es clave para retomar en la actualidad. Quizá por múltiples variables como pueden ser las nuevas tecnologías, la crisis económica, la postpandemia u otros, se observa en las adolescencias falta de motivación en actividades que no sean los juegos online, las redes y últimamente las apuestas.  Esa situación los lleva a estar ausentes donde se encuentran físicamente, y por supuesto impacta en la escuela.  

Entonces, es menester generar entornos estimulantes para desarrollar las capacidades que consideramos necesarias. En ese sentido, podemos partir del juego, podemos utilizar las redes, o el futbol (desde donde parten las apuestas), como el entorno estimulante. Desde ahí si construir. Sin embargo también me parece importante ir hacia lo que no conocen, que, aunque pensemos que no, es mucho. El algoritmo hace que siempre vean lo mismo. Estar conectado no significa curiosear en un sentido ámplio. 

Por otra parte, tenemos que valorar la experiencia presente. No puede dar lo mismo habitar el aula sin participar de las propuestas (aislados en el celular, un libro o lo que fuera), que predisponerse a participar, aunque sea desde la crítica constructiva. En ese sentido hay que travesar la pandemia, es decir, dejar de lado las prácticas docentes que implicaban simplemente cumplir con un trabajo práctico que se realizaba indiviualmente. Considero importante promover instancias de aprendizaje donde se ponga en juego lo colectivo y dónde en los criterios de evaluación esté el proceso como protagonista. 

 

2.   Celestin Freinet 

El pedagogo Francés concebía la educación principalmente como práctica. Para él, la naturaleza era el mejor libro abierto para el aprendizaje. Promovía salidas educativas a partir de las cuales generaba textos con los estudiantes, los cuales plasmaba mediante la imprenta escolar. De este modo invertía el proceso tradicional de la escuela, que utiliza los manuales como base de las actividades y del proceso de enseñanza. De hecho, Freinet escribe en "Mas allá de los manuales" una especie de crítica a ese dispositivo.  

Esa idea me gusta para aplicar en mis clases de Ciencias de La Tierra. Plantear experiencias donde, en vez de partir de la típica clase teórica, partamos de una instancia en la naturaleza, observando y describiendo los fenómenos naturales como primer acercamiento a la construcción de las competencias científicas. Esa metodología es clave para una educación orientada a la construcción de habilidades y competencias, y no para una educación donde se enseña a repetir información transmitida por el docente.

3. María Montessori. 

De su teoría, con múltiples elementos interesantes, elijo la práctica de la observación que hace el profesor para adaptar el entorno del niño a su nivel de aprendizaje. Si bien esa observación de Montessori es clínica, típica de su formación, podríamos adaptarla a la práctica áulica y a las incumbencias de los docentes. 

En un aula tradicional es difícil pensarlo por la relación numérico estudiantes/profesores. Sin embargo lo podemos plantear para aquellos casos donde observamos serias dificultades en los estudiantes para construir saberes. En ese caso podemos pensar en integrar al aula un técnico psicopedagógico o, al menos, un docente, para que haga un acompañamiento más personalizado de aquellos estudiantes donde se observan dificultades. 

A partir de la observación, se pueden repensar estrategias para diseñar una propuesta de enseñanza adecuada para ese estudiante.